
Sin mediar palabra se deslizó cuesta abajo hasta caer en
el pozo de Sonoro Martín. Sonoro es
un gañán de barrio conocido por su distribución urbana de
trampas aleatorias. Y quien cayó fue
Pormucho Quecalle, un treintañero inocente que ha roto dos o tres platos en su vida, más un vaso opaco de cerámica.
Durante el desliz pensó en las comas, los puntos y demás pausas que ha interpuesto -de más- en sus frases, fases y juzgados.
Sonoro
es un especulador de errores vecinales;
un sinvergüenza con cara de piel y patilla de cordero;
un pedazo de cabrón sin medida

que busca deslices allá por donde rebosan; un canalla aficionado a la
caza organizada de mosquitos con trompeta en cabestrillo. Y por los poros de Pormucho Quecalle emanan
despropósitos, errores del pasado y todos los del porvenir. Así que se juntaron
el hambre extremo con las ganas de morir... o al menos de matar una parte de él.
Cuando llegó al fondo
quitó la pavesa -o la parte ya quemada del pabilo- y decidió rectificar. Ahora, hace unos cinco minutos se ha hecho un bocata de Nocilla mientras observaba su colección de Airgamboys y pensaba en los peldaños que tiene que pisar (por delante) antes de llegar al desenlace que pretende. Se siente todo un adulto bañado en oro pueril, con el suficiente equilibrio equidistante y ecualizado como para saber qué pensar y sentir como hombre o como niño en función del momento a vivir. C'set La Vie.
Comentarios
ni le mal, tout ça m'est bien égal
Non, rien de rien
la versin española es esa de no, no , no me arrepiento, volveria a hacerlo
¡¡Es genial!!, así como las fotos.
Ainss, cuántos recuerdos me traen los Airgamboys y también una rebanada de nocilla.